"TABLAS"

Cosecha del arroz en el bajo Guadalquivir

 


Introducción

Las explotaciones de arroz se concentran en Andalucía en las provincias de Sevilla y Cádiz principalmente y en menor medida en la provincia de Huelva.
El municipio que presenta más superficie de arroz es La Puebla del Río, seguido de Isla Mayor y Aznalcázar.

Los arrozales es uno de los cultivos que caracteriza al Bajo Guadalquivir dada las condiciones edafológicas y climáticas de la zona. Desde la antigüedad el terreno estaba cubierto por un lago al que los romanos le dieron el nombre de “Lagus Ligustinus”, pero con el tiempo fue perdiendo profundidad debido al arrastre de materiales del río y dio lugar a una marisma en la desembocadura del Guadalquivir. Sin embargo, no fue hasta principios del siglo XX cuando comenzó el aprovechamiento agrario de la zona de mano de Alfonso XIII, quien promulgó una ley de saneamiento y desecación de las marismas. La expansión del arrozal fue en aumento hasta mediados de los años sesenta del siglo XX, cuando la demanda interna de arroz descendió y se produjeron excedentes, lo cual dio lugar a que bajara enormemente el precio del arroz con cáscara y se acotaran parcelas de cultivo. En los prácticamente setenta años de cultivo del arrozal en las Marismas del Guadalquivir el paisaje natural y cultural ha sido modelado, pues se ha pasado de contemplar unas marismas pantanosas con aprovechamientos pesqueros y ganaderos extensivos, entre los que destaca la cría del toro bravo, y con una población escasa y muy diferenciada de la de su entorno próximo, a una extensión agrícola bien estructurada y tecnificada y a unos núcleos rurales habitados por agricultores innovadores.

El arroz se planta en mayo, aunque previamente hay que preparar la tierra, labrarla, abonarla, nivelarla, etc. Posteriormente necesita de toda una serie de cuidados y atenciones constantes hasta su recogida en septiembre u octubre. Indispensable para el cultivo del arroz es todo el sistema de canales y regueras que, aprovechando el agua del río Guadalquivir, permiten la repetida inundación y seca de las tablas de arroz de manera independiente para cada arrocero.

El oficio de arrocero, por lo general, pasa de padres a hijos, junto con la propiedad de las tablas o campos de cultivo. No obstante, en las grandes extensiones también es norma común que los propietarios contraten a una cuadrilla al mando de un capataz para realizar las labores necesarias.


Sinopsis del Proyecto

Los arrozales de La Puebla del Río e Isla Mayor, en la provincia de Sevilla, abarcan una vasta llanura de terreno a ambos lados del río Guadalquivir que se asoma a las marismas de Doñana en Huelva. Fue en octubre de 2013 cuando por primera vez visité los arrozales del Bajo Guadalquivir. Descubrí una tierra muy diferente a la mía, un cultivo que desconocía, y un ecosistema en el que las aves hacen las delicias de los amantes de la Naturaleza, entre los que me incluyo. En aquél tiempo iniciaba mi andadura en fotografía, pero ya sentí el profundo anhelo de poder documentar la cosecha de este cereal, el arroz.

Desde entonces he soñado cada año con que llegara el otoño para poder adentrarme con mi cámara en esos largos senderos que conducen hasta las entrañas de los arrozales, entre las numerosas parcelas llamadas TABLAS. Allí volvían a estar mis - ahora amigos arroceros - haciendo rugir sus maquinarias envueltos en sudor, polvo y el denso fango limoso que proporciona el alimento a este cereal durante su crecimiento.

La colección documenta las diferentes actividades que se llevan a cabo durante la cosecha, como la siega, la quema de rastrojos, el secado del arroz en exteriores en algunos casos, el fanquego y el transporte hasta la cooperativa.


Una jornada en los arrozales

El arrozal se despierta cubierto por una pálida luz otoñal preludio de una nueva jornada de trabajo. Frente a la Puebla del Río surgen serpenteantes los polvorientos caminos de servicio que conducen y delimitan las parcelas de arroz denominadas «tablas». La quietud y la calma que transmite el paisaje se ven interrumpidas por los madrugadores graznidos de las aves y el ruido de los motores de la maquinaria agrícola. Las plantas de arroz, alicaídas por el peso de sus espigas, dejaron atrás su verdor primaveral para exhibir el color dorado de su madurez. Lentamente, las cosechadoras, como pesadas orugas verdosas van adentrándose en las pantanosas parcelas dibujando un paisaje geométrico tan característico. El ambiente se impregna de un intenso olor a paja cortada mientras las tolvas de las cosechadoras van expulsando el arroz sobre el interior de los tractores remolcadores que lo transportan hasta las cooperativas arroceras. Aún sin haber terminado la siega se inicia en algunos lugares "la quema de la paja", escenario de negras humarolas que envuelven de neblina la atmósfera. El paisaje sonoro se nutre ahora del rugido del tractor para fanguear que, implacable, con sus grandes ruedas de hierro, va removiendo rastrojos y paja incorporándolos al gris y limoso fango del arrozal. Bandadas de moritos negros sobrevuelan en silencio en contraste con el bullicioso alboroto de gaviotas reidoras, cigüeñas negras, garzas y otras de las muchas aves que anidan o invernan en estos humedales.

Va cayendo la tarde y el espectáculo visual y sonoro se empapa del dorado resplandor del último sol de la tarde. Grupos de tímidos flamencos rosas protagonizan graciosos bailoteos en el agua mientras chapotean con elegancia buscando su comida. El agua en las tablas semi-inundadas son espejos pulidos que reflejan lo sonidos y la belleza del entorno.

Al anochecer, los arroceros conducen las maquinarias de vuelta a casa con el cansancio de un intenso trabajo. Desde el interior de sus cabinas observan el vuelo de bandadas de aves que se retiran para pasar la noche, dejando los arrozales sumergidos en la oscuridad y el intenso zumbido de densas nubes de mosquitos. Las luces del alumbrado de sus pueblos son los faros que les guían su camino de regreso. Mañana amanecerá un nuevo día, la pálida luz otoñal volverá a despertarles a una nueva jornada.

Patrocinada por la Federación de Arroceros de Sevilla y la Cooperativa ARROZÚA.

La colección ha sido expuesta en:

  - Septiembre 2020. Sala de Exposiciones de Sanlúcar la Mayor, Sevilla. España.

  - Enero 2020. Sala de Exposiciones, EUM Fernando Pallarés, Isla Mayor, Sevilla. España.

  - Abril 2019. Ayuntamiento de la Puebla del Río. Sevilla, España.

  - Febrero - Marzo 2019. Casa de la Provincia, Diputación de Sevilla. Sevilla, España. 


Selección de imágenes del proyecto


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